Inicio Quiénes somos. Historia de la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Lagartera

Quiénes somos. Historia de la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Lagartera

La Cofradía de la Santa Vera Cruz de Lagartera (Toledo) es una asociación religiosa de fieles cristianos que, como seglares, siguiendo su vocación, se han inscrito en ella a fin de buscar, con fidelidad, las características peculiares de la espiritualidad seglar en el ejercicio del culto público y de la oración, para asemejarse a Cristo, rememorando su Vida, Pasión, Muerte y Resurrección.

La Cofradía de la Santa Vera Cruz de Lagartera es, por tanto, una asociación pública de fieles constituida en la Archidiócesis de Toledo que se rige por sus propios Estatutos (actualmente en proceso de revisión, para adaptarse a las normas canónicas generales) así como por las prescripciones del derecho particular de la Archidiócesis de Toledo. Los nuevos Estatutos tendrán en cuenta lo que dispone el Concilio Vaticano II sobre el Apostolado seglar, principalmente en el Decreto «Apostolicam actuositatem» (n.18) sobre las formas organizadas del mismo. Serán acatadas también las orientaciones pastorales recogidas en el Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, de 17 de diciembre de 2001. Los nuevos Estatutos se adaptarán, en fin, al Decreto de Aprobación de Estatutos de Cofradías y Hermandades de la Archidiócesis de Toledo de 2007.

La redacción más antigua de los Estatutos de la Santa Vera Cruz de Lagartera que ha llegado hasta nosotros tiene fecha de 1 de enero de 1652. Fueron redactados bajo la Mayordomía de Francisco Espuela, siendo Regidores los Señores licenciados Jacinto Fernández Lozano (cura propio), Pedro Larios, Gabriel Toribio, Juan Moreno Caleruela, Juan Dávila y Francisco García Calderón. El escribano que las transcribió, en un castellano más bien impreciso, se llamaba Miguel de Echeverri.

Hace algunos años el eminente historiador, Prof. Emilio Rodríguez Almeida, llevó a cabo una transcripción filológica del intricado manuscrito. El estudioso aseguraba que el año que consideramos como fundación de la Cofradía (en el texto original se habla de cofadría y cofadres) es, en realidad, una transcripción de un texto precedente más antiguo. A tal propósito escribía:

La fecha oficial de esta copia de actas de la cofradía, en el frontispicio del manuscrito, es de 1652. Nótese, sin embargo que esta fecha se refiere directamente al dato ‘elenco de cofrades que hay en ella’, no a la redacción de los capitulados y ordenanzas. En efecto, en al menos dos capitulados se hace alusión a decisiones capitulares muy anteriores. Por ejemplo, en el 34 se habla de una decisión de 1621, y en el 39, de dos diversas de 1634 y 1636. Hay que suponer, por tanto, que estas ‘Constituciones’ son sólo una refundición de otras notablemente más viejas.

Queda claro que la actual redacción no es la más antigua ya que quizá la primera se remonte a finales del siglo XVI (entre 1570 y 1590). No estaría demás investigar la posible intervención, directa o indirecta, en la creación de nuestra Cofradía del lagarterano, franciscano y sublime místico Fray Juan de los Ángeles (1536-1609). La Cruz ha estado siempre presente en la historia franciscana. En el mismo San Francisco, desde la primera Regla para la vida de los hermanos, hasta el Oficio de la Pasión, hay una constante y venerada referencia a la Cruz de Cristo. De lo único que podemos gloriarnos es de nuestras debilidades y de cargar cada día con la Santa Cruz de nuestro Señor Jesucristo (Admoniciones, 5, 8).

En torno a esos conventos y a esas devociones, surgieron grupos de personas que, asociándose en cofradía y hermandad, buscaban caminos de devoción y de penitencia. Así nacieron las cofradías de la Vera Cruz. De la devoción a la Santa Cruz, al amor fraterno. La Cruz era la señal del inmenso amor de Cristo (Fray Carlos Amigo Vallejo).

El Cardenal Primado de Toledo, Don Marcelo González Martín, con el Mayordomo Carlos García Sánchez y su Ayudante Pedro Alía Moreno (1977).

En 1987 la Cofradía tuvo el honor de recibir la Bendición Apostólica especial de mano de Juan Pablo II, Papa Santo de la Iglesia, siendo Mayordomo José García Pino. El pergamino enmarcado se encuentra en un lateral de la Capilla del Altar de los Cristos.